Qué nos dice la Biblia

 Luego llegaron a Jericó. Cuando Jesús y sus seguidores salían de allí acompañados por mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, estaba sentado al lado del camino. 

 Cuando oyó que venía Jesús de Nazaret, comenzó a gritar:

—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

Muchos lo regañaron y le decían que se callara, pero el hombre gritaba aun más:

—¡Hijo de David, ten compasión de mí!

Entonces, Jesús se detuvo y dijo:

—Llámenlo.

Llamaron al ciego y le dijeron:

—Anímate y levántate, Jesús te está llamando.

El ciego se quitó el manto, dio un salto y fue a donde estaba Jesús. Jesús le dijo:

—¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego respondió:

—Maestro, quiero ver de nuevo.

Jesús le dijo:

—Puedes irte, tu fe te ha sanado.

Enseguida el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

Jesús no se molestó cuando Bartimeo gritaba fuerte para que le ayudará. Jesús nos escucha a nosotros también. Podemos gritar fuerte o hablarle sin voz, igual nos escucha.

Era muy bonito por Bartimeo ser sanado, pero talvez lo mejor era que empezó a seguirlo a Jesús.

Compartir en el culto

Jesús dijo que tenemos que ser como los niños para entrar al reino de Dios. Los niños pueden contribuir en el culto en compartir lo aprendido en la escuela dominical. Además de ser una ayuda en la fe para los adultos, muestra lo que los niños han trabajado y será de ayuda para los padres en fortalecer lo aprendido en casa.

Preparar el texto como una actuación para mostrar en el culto.